La Esclerosis Múltiple (EM) es un trastorno neurológico de alta frecuencia en adultos jóvenes, cuya etiología a día de hoy se desconoce en gran parte debido a la heterogeneidad de la patología, dificultando por ello la prevención y el propio tratamiento1.

Tras años de estudio, se han asociado factores como la genética, la epigenética o los componentes inmunológicos2 con la patogénesis de la Esclerosis Múltiple, jugando un papel importante el de los hábitos poco saludables, entre los que podemos destacar el sedentarismo y la alimentación.Una dieta equilibrada, variada, baja en grasas saturadas y ricas en grasas poliinsaturadas (aceite de pescado, ácido lipoico, ácido Omega 3, ácido α- linolénico, aceite de semillas), junto con un alto aporte de fibra y vitamina D,  puede resultar un método sencillo para mejorar potencialmente los resultados de personas con EM2,tanto a nivel inflamatorio como en cuanto a signos neurológicos se refiere, influyendo incluso en el propio bienestar del paciente.

En relación a los mencionados ácidos grasos, ensayos recientes destacan que a pesar de que se requieren estudios adicionales que lo confirmen, los ácidos grasos poliinsaturados Omega 3 pueden mejorar la escala de discapacidad y gravedad de la EM3. Este conjunto de ácidos grasos se han asociado también a un menor riesgo de sufrir EM y podrían tener efectos beneficiosos sobre la actividad de la enfermedad (niveles más altos del ácido alfa linolénico -que pertenece a la serie de ácidos grasos Omega 3- se asocian con una menor actividad de la EM Remitente Recurrente) 4.

Además, existen otros estudios5 que destacan la posible sinergia que tendría la combinación de los Omega 3 con la vitamina D para corregir anomalías metabólicas y atenuar el estrés oxidativo y la inflamación. Este efecto se observó tras una suplementación durante 12 semanas con una toma diaria de una selección de Omega 3 en proporciones concretas, junto con una toma bisemanal de vitamina D3 en unas cantidades determinadas5.

Podemos hacer referencia también a otro tipo de grasas insaturadas como el ácido docosahexaenoico (DHA) o el ácido erúcico, las cuales podrían ser relevantes en el tratamiento de la patología gracias a sus capacidades antiinflamatorias y remielinizantes6,7. El DHA (metabolito activo del Omega 3) se ha asociado con la mejoría de la patogenia por su efecto inmunomodulador y con el control de la progresión de la Esclerosis Múltiple6. Por otra parte, el ácido erúcico (un ácido graso que pertenece al grupo de los Omega 9) destaca por su capacidad de bloquear la muerte de las células neuronales, mitigar la neuroinflamación y/o inducir la mielinización7.

En el caso de los ácidos grasos de cadena corta o ácidos grasos saturados, se requieren más investigaciones para relacionar sus posibles efectos beneficiosos en el desarrollo y curso de la Esclerosis Múltiple8 y su interacción con la microbiota intestinal y el sistema inmunitario9. Los ácidos grasos de cadena corta y sus receptores tendrían el potencial de regular la inflamación autoinmune del sistema nervioso central, tanto positiva como negativamente10,11. Por un lado, se asocia la disbiosis intestinal y la falta de ácidos grasos de cadena corta con una respuesta inmune fuera de lo normal en personas con EM11. Pero, por otro lado, también se ha visto en ratones que estos mismos ácidos grasos pueden inducir al desarrollo de sustancias altamente inflamatorias10.

Aún es pronto para dar recomendaciones concretas sobre cantidades y/o pautas alimenticias relacionadas con los ácidos grasos que puedan mejorar la condición de las personas con EM, no obstante, los resultados de las investigaciones parecen bastante esperanzadores.

NOTA: Los ácidos grasos de cadena corta fundamentalmente se producen en el intestino como consecuencia de la fermentación bacteriana de determinados componentes de los alimentos, principalmente la fibra10, de ahí a su relación con la microbiota intestinal.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Ahumada – Pascual P, Gañán DG, Montero YEB, Velasco A. Fatty Acids and Antioxidants in Multiple Sclerosis: Therapeutic Role of GEMSP. 2019;25(4):376-380.
  2. Penesová A, Dean Z, Kollar B, Havranova A, Imrich R, Vlcek M, Rádiková Z. Nutritional intervention as an essential part of multiple sclerosis treatment?. 2018 Aug 16;67 (4):521-533.
  3. Sedighian M, Djafarian K, Dabiri S, Abdollahi M, Shab- Bidar S. Effect of omega-3 supplementation on Expanded Disability Status Scale and Inflammatory Cytokines in multiple sclerosis : A systematic review and meta- analysis of randomized controlled trials. 2019 May 15
  4. Bjornevik K, Myhr KM , Beiske A, Bjerve KS , Holmoy T, Hovdal H, Midgard R, Riise T, Wergeland S, Torkildsen O. α- Linolenic acid is associated with MRI activity in a prospective cohort of multiple sclerosis patients. 2019 Jun; 25 (7):987 -933.
  5. Kouchaki E, Afarini M, Abolhassani J, Mirhosseini N, Bahmani F, Masoud SA, Asemi Z. High –dose ω -3 Fatty Acid Plus Vitamin D3 Supplementation Affects Clinical Symptoms and Metabolic Status of Patients with Multiple Sclerosis: A Randomized Controlled Clinical Trial.2018 Aug 1; 148 (8): 1380 -1386.
  6. Mousavi Nasl- Khameneh A, Mirshafiey A, Naser Moghadasi A, Chahardoli R, Mahmoudi M, Parastouei K, Yekaninejad MS, Saboor – Yaraghi AA. Combination treatment of docosahexaenoic acid ( DHA) and all- trans- retinoic acid ( ATRA) inhibit IL-17 and RORγt gene expression in PBMCs of patients with relapsing – remitting multiple sclerosis. 2018 Jan; 40 (1) :11 -17.
  7. Altinoz MA, Ozpinar A. PPAR – δ and erucic acid in multiple sclerosis and Alzheimer´s Disease. Likely benefits in terms of immunity and metabolism. 2019 Apr ; 69 :245 -256.
  8. Melbye P, Olsson A, Hansen TH, Sondergaard HB, Bang Oturai. Short –chain fatty acids and gut microbiota in multiple sclerosis. 2019 Mar; 139(3):208 -219.
  9. Haase S, Haghikia A, Wilck N, Müller DN, Linker RA. Impacts of microbiome metabolites on immune regulation and autoimmunity. 2018 Jun :154 (2): 230- 238.
  10. Park J, Wang Q, Wu Q, Mao – Draayer Y, Kim CH. Bidirectional regulatory potentials of short – chain fatty acids and their G- protein – coupled receptors in autoinmune neuroinflammation. 2019 Jun 20;9 (1):8837.
  11.  Yang Y, Wu A, Shu Y, Hu X, Lu Z, Zheng SG, Qiu W, Lu Y.  Gut dysbiosis and lack of short chain fatty acids in a Chinese cohort of patients with multiple sclerosis. 2019 May 17;129:104468.

Marta Lorenzo Corrochano. Nutricionista