Se ha demostrado una incidencia alta de obesidad y sobrepeso en pacientes con EM, que al igual que la delgadez (debida a la desnutrición como resultado de la discapacidad1) repercute negativamente en la enfermedad.
La obesidad es una patología crónica multifactorial, consecuencia de la interacción entre genotipo y ambiente2. Se caracteriza por un aumento de peso o exceso de grasa corporal en comparación con el peso ideal, según la talla, el sexo y la edad.
En personas con Esclerosis Múltiple, la obesidad además de influir en el curso de la enfermedad, va a afectar en su calidad de vida debido al exceso de peso que tienen que soportar, provocando problemas articulares añadidos a los ya producidos por la propia enfermedad, que provocan una limitación funcional.
Otro punto a tener en cuenta es el papel de la vitamina D y su relación con la Esclerosis Múltiple. Existen datos que aseguran que altos niveles de esta vitamina en el organismo tiene una función protectora y, en el caso de personas con EM, reduce el número de recaídas y lesiones. Los últimos estudios destacan que las personas con sobrepeso u obesidad pueden tener problemas para metabolizar correctamente esta vitamina, provocando su déficit3 y con ello ser más vulnerables a padecer EM.
ETIOLOGÍA DE LA OBESIDAD EN PERSONAS CON ESCLEROSIS MÚLTIPLE
La causa del exceso de peso puede deberse a varios factores interrelacionados:
- Puede producirse un aumento de peso debido a la progresiva inactividad física propiciada por la enfermedad.
- Como consecuencia de la corticoterapia.
- Por un estado de ansiedad provocado por la propia enfermedad que se intenta compensar en el acto alimentario.
- Debido al aumento de la ingesta de forma persistente o a malos hábitos alimentarios.
TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD
Se han propuesto múltiples tratamientos tanto para prevenir la obesidad como para combatirla, pero finalmente se ha llegado a la conclusión de que la combinación perfecta y eficaz es la dieta junto con el ejercicio físico.
En el caso de la alimentación, se proponen dietas bajas en calorías para retrasar la progresión de la EM, ya que una alimentación hipocalórica protege frente al daño oxidativo en el caso de enfermedades neurodegenerativas1.
En relación a la actividad física, según La Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), es de vital importancia tener en cuenta que el principal objetivo al realizar un plan de entrenamiento a una persona obesa es que este se adapte a sus capacidades físicas a nivel individual para así conseguir alcanzar una frecuencia semanal. Para ello, es muy importante realizar una valoración teniendo en cuenta las consideraciones propias de cada caso como su IMC (índice de masa corporal), perímetro de la cintura o las comorbilidades4 asociadas.
Para conseguir reducir el exceso de peso, es necesario incrementar el consumo energético a través del ejercicio físico diario, concretamente con el trabajo de fuerza ya que de esta manera aumentamos la masa muscular y conseguimos por tanto mayor gasto energético.
En definitiva, la obesidad constituye tanto un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad como un factor determinante en la evolución de la misma. Por tanto, es importante que los profesionales sanitarios transmitan a las personas con EM la importancia de mantener un peso adecuado a través de la dieta y la actividad física.
Referencias
- 1. Olascoaga, J. (2012). Alimentación sana para la esclerosis múltiple.
- 2. Rubio, M. A., Salas-Salvadó, J., Barbany, M., Moreno, B., Aranceta, J., Bellido, D., & De Pablos, P. (2007). Consenso SEEDO 2007 para la evaluación del sobrepeso y la obesidad y el establecimiento de criterios de intervención terapéutica. Rev Esp Obes, 5(3), 135-75.
- 3. Botella –Carretero, J.I., y cols (2007) “La deficiencia de vitamina D está asociada al síndrome metabólico en la obesidad mórbida”. Clinical Nutritión 26 (5), 573-580.
- 4. Multiple Sclerosis Society of Canada (2008). Understanding MS and Exercises. A Fitness and Lifestyle Providers.
Marta Lorenzo Corrochano. Nutricionista
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