El posible deterioro cognitivo en pacientes con Esclerosis Múltiple (EM) es un tema de interés para los profesionales de la salud, ya que esta enfermedad afecta a las personas en todos sus planos vitales, más si cabe cuando muchas personas reciben el diagnóstico en su juventud. Los déficits cognitivos no solo se reflejan en las actividades cotidianas, también pueden provocar un impacto a nivel emocional, social y laboral, lo que implica una pérdida de calidad de vida, incluso cuando la discapacidad física es mínima [1].
¿Qué entendemos por funciones cognitivas?
Las funciones cognitivas incluyen la capacidad de concentración, atención, aprendizaje y memoria, planificación y monitorización de actividades, pensamiento, razonamiento y resolución de problemas, lenguaje, reconocimiento de objetos, capacidad visoespacial, reconocimiento social y teoría de la mente [2].
Deterioro cognitivo y esclerosis múltiple: ¿qué nos dice la literatura científica?
Las deficiencias cognitivas más comunes en la Esclerosis Múltiple incluyen las dificultades de memorización y aprendizaje, procesamiento de información, atención y concentración complejas, y funciones ejecutivas (resolución de problemas, planificación, ejecución y evaluación). Esto no significa que todas las personas con EM se vayan a ver afectadas por todas ellas, sino que algunas podrán sufrir uno o más de esos problemas, mientras que otras podrán funcionar con normalidad sin problemas cognitivos. La revisión sistemática llevada a cabo por Ferreira en el año 2010 a través del estudio de un total de 40 publicaciones internacionales realizadas entre 1997 y el año 2009, refleja un consenso científico sobre la existencia de deterioro cognitivo en pacientes con Esclerosis Múltiple, especialmente en los dominios de memoria, velocidad de procesamiento, función ejecutiva, atención y concentración [3].
Pocos años después, se realizó un meta-análisis de 47 estudios originales que refleja, con solidez, un mayor deterioro cognitivo general de los pacientes con EM primaria-progresiva en comparación con pacientes con subtipo de EM remitente-recurrente. Este resultado puede estar relacionado con un componente patógeno neurodegenerativo y mayor atrofia de materia gris. Los resultados implican que los pacientes con EM primaria-progresiva muestran un grado de deterioro cognitivo comparable con otras enfermedades neurológicas con una implicación cognitiva reconocida, como la enfermedad de Parkinson sin demencia, el deterioro cognitivo vascular o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). La implicación directa de los hallazgos subraya la importancia de que los pacientes con Esclerosis Múltiple primaria progresiva necesitan un manejo más especializado y asistencia para superar los obstáculos derivados por el deterioro cognitivo en la vida cotidiana [4].
Es importante destacar que las diferencias en el funcionamiento cognitivo entre subtipos de EM persistieron, de manera general, después de controlar variables moderadoras como la duración de la enfermedad, el sexo, la educación, la fatiga o la destreza manual. En este sentido, mientras que las lesiones cerebrales pueden originar problemas cognitivos más permanentes, varios factores pueden interferir temporalmente o deteriorar la cognición. Estos factores incluyen la fatiga y el cansancio, el estrés emocional, las recaídas, las restricciones físicas, la medicación y los cambios en el estilo de vida. La vida con una enfermedad crónica, progresiva e impredecible, como la EM, tiene efectos en el estado de ánimo. Cuando las personas están deprimidas o afrontan un periodo de tristeza, pueden sufrir faltas de memoria o problemas de concentración; sin embargo, estas dificultades normalmente no son duraderas. Muchas personas con Esclerosis Múltiple sufren problemas cognitivos durante periodos de fatiga. Los estudios recientes muestran que los rendimientos cognitivos pueden ser más lentos o menos precisos durante periodos de fatiga. El déficit cognitivo temporal también puede producirse durante las recaídas [1].
Dominios cognitivos y afectación cotidiana
En general, los aspectos cognitivos de la Esclerosis Múltiple pueden llegar a tener un impacto negativo sobre la calidad de vida de algunas personas con esta afectación. A continuación, se muestran algunos subdominios cognitivos que pueden verse afectados en las personas con EM, acompañados de ejemplos de la vida cotidiana [1, 5, 6]:
- La disminución de la velocidad de procesamiento es uno de los problemas cognitivos más comunes en la EM y se refiere a la velocidad en la que una persona puede procesar esa información. Algunos expertos creen que la reducción de la rapidez de procesamiento de la información es la razón subyacente de todas las dificultades cognitivas de la EM.
- Disminución de la concentración o dificultad para mantener la atención en un ambiente de ruido o distracción. En este sentido, la atención básica (por ejemplo, la habilidad de repetir números) normalmente no se ve afectada en la EM, mientras que los problemas para mantener y dividir la atención son más comunes.
- La resolución de problemas puede ser más desafiante, muchas veces porque el reconocimiento y consideración de varias opciones se vuelve más difícil. También puede notarse una reducción en la eficiencia de planificación y organización. Reconocer lo que implican las elecciones y las acciones puede complicarse, provocando decisiones que no son óptimas para la persona, su familia, su trabajo o su salud. Las personas normalmente saben lo que deben hacer, pero encuentran difícil saber por dónde empezar o les cuesta determinar los pasos necesarios para alcanzar sus objetivos. Puede ser especialmente difícil gestionar los cambios necesarios para realizar una tarea si el plan inicial debe modificarse o si se vuelve demasiado complicado.
- El tipo de problema de memoria más común es la dificultad en el aprendizaje inicial de información. Las personas con EM pueden necesitar oír información más de una vez para aprenderla, pero una vez la información ya ha sido adquirida, recordarla y reconocerla funcionan de modo normal.
Ejemplos de la vida cotidiana:
“Una persona con Esclerosis Múltiple que trabaje en una oficina compartida con otros compañeros y en la que hay un nivel elevado de ruidos y distracciones, podrá sentir más dificultad en realizar sus funciones o lo hará con mayor esfuerzo”.
“Otro ejemplo puede ser el de una persona con Esclerosis Múltiple que trabaje con plazos de entrega marcados por fechas límite. Mantener la concentración durante periodos prolongados de tiempo para realizar trabajos complejos puede ser más difícil si la persona sufre dificultades cognitivas”.
“Las personas con EM también pueden tener dificultades en encontrar palabras y muchas veces dicen: la tengo en la punta de la lengua. Conocen la palabra, pero no son capaces de pensar cuál es”.
Bibliografía
[1] Päivi Hämäläinen (2013). Fisiología de la cognición en la EM. Sclerosis International Federation, MSIF
[2] Asociación Estadounidense de Psiquiatría (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) (Quinta edición). Madrid: Editorial Médica Panamericana. ISBN 978-8-4983-5810-0.
[3] Ferreira M. L. (2010). Cognitive deficits in multiple sclerosis: a systematic review. Arquivos de neuro-psiquiatría, 68(4), 632–641. https://doi.org/10.1590/s0004-282×2010000400029
[4] Johnen, A., Landmeyer, N. C., Bürkner, P. C., Wiendl, H., Meuth, S. G., & Holling, H. (2017). Distinct cognitive impairments in different disease courses of multiple sclerosis-A systematic review and meta-analysis. Neuroscience and biobehavioral reviews, 83, 568–578. https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2017.09.005
[5] Zakzanis K. K. (2000). Distinct neurocognitive profiles in multiple sclerosis subtypes. Archives of clinical neuropsychology: the official journal of the National Academy of Neuropsychologists, 15(2), 115–136.
[6] Javůrková, A., Zimová,D., Tomašovičová, K. and Raudenská, J. (2016). Cognitive Deficits and Neuropsychological Assessment in Multiple SclerosisDOI: 10.5772/63968
[7] Rao SM, Leo GJ, Bernardin L, Unverzagt F. (1991). Cognitive dysfunction in multiple sclerosis. I. Frequency, patterns, and prediction. Neurology, 41(5):685–691.doi: 10.1212/ WNL.41.5.685
[8] Benedict, R., DeLuca, J., Enzinger, C., Geurts, J., Krupp, L. B., & Rao, S. M. (2017). Neuropsychology of Multiple Sclerosis: Looking Back and Moving Forward. Journal of the International Neuropsychological Society: JINS, 23(9-10), 832–842. https://doi.org/10.1017/S1355617717000959
[9]Langdon DW, Amato MP, Boringa J, Brochet B, Foley F, Fredrikson S, et al. (2012). Recommendations for aBrief International Cognitive Assessment for Multiple Sclerosis (BICAMS). Multiple Sclerosis, 18(6):891-898. DOI: 10.1177/1352458511431076.
[10] Vanotti S, Smerbeck A, Benedict RHB, Caceres F. (2016) A new assessment tool for patients with multiple sclerosis from Spanish-speakingcountries: validation of the Brief International Cognitive Assessment for MS (BICAMS) in Argentina. Clinical Neuropsychology, 30 (7):1023-1031. DOI: 10.1080/13854046.2016.1184317.
[11] Akbar N, Honarmand K, Kou N, et al. (2011). Validity of a computerized version of the symbol digit modalities test in multiple sclerosis. Journal of Neurology, 258:373–379.
Esther Lázaro. Neuropsicóloga