Hoy en día, los avances en los tratamientos contra la Esclerosis Múltiple han permitido mejoras en la calidad de vida de las personas afectadas y un mayor acceso de estos a la actividad física y a hábitos de vida más saludables. Junto con el aumento de la actividad física, el cuidado de la dieta y la atención a prácticas saludables de nutrición cobran especial importancia.

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Es beneficioso para todo el mundo que la alimentación sea variada, equilibrada y sana, pero en situaciones especiales como esta, es imprescindible. El objetivo primordial de la dieta es mantener un óptimo estado nutricional.

Pero, ¿cómo debe alimentarse una persona con Esclerosis Múltiple?

  • Energía: Debemos calcular las necesidades calóricas en función de las necesidades de la persona. Es importante tener en cuenta que si se realiza ejercicio, el valor calórico aumentará y si no se aportan las calorías necesarias podrían generarse déficits nutricionales. En caso contrario, si las necesidades son menores, puede aumentar de peso, siendo perjudicial ya que es muy importante que una persona con Esclerosis Múltiple se mantenga en su peso ideal.
  • Hidratos de carbono: Hablamos de pasta, arroz, pan, cereales, etc. Se recomienda que estos aporten un 55% de la dieta, preferiblemente integrales y eliminando los carbohidratos refinados, que conservan mayor cantidad de nutrientes imprescindibles como vitaminas y minerales con un alto contenido en fibra que ayudan frente al estreñimiento (uno de los posibles síntomas que pueden sufrir las personas con Esclerosis Múltiple debido a la falta de tono muscular del intestino). Adicionalmente, son imprescindibles para aportar energía a la hora de realizar ejercicio mejorando de esta manera el rendimiento, consiguiendo evitar la fatiga.
  • Proteínas: Es muy importante que el aporte proteico sea un 50% de origen animal (pescado, carne, huevos y marisco) y otro 50% de origen vegetal (legumbres, frutos secos, tofu, quinoa, etc.). Se recomienda el consumo de proteínas sobre todo después de realizar ejercicio, ayudando a recuperar el músculo.
  • Grasas: El omega 3 es el ácido graso por excelencia que sin duda no debe faltar en la vida de la persona con EM ya que muestra propiedades antiinflamatorias y antitrombóticas ejerciendo una función neuroprotectora. Lo podemos encontrar en pescados azules o frutos secos. Después de la práctica de alguna actividad física o deportiva, sería ideal el aporte de omega 3 para reducir la inflamación muscular que se produce siempre que se realiza ejercicio. Por supuesto, eliminar lo máximo posible las grasas saturadas y todos los alimentos industrializados, embutidos y fritos.
  • Vitaminas: En la alimentación de las personas con Esclerosis Múltiple es imprescindible que las verduras y frutas estén presentes a diario. Ayudará a que se encuentren más enérgicos y, a la hora de practicar ejercicio, van a jugar un papel imprescindible. Hay que destacar como más importantes las vitaminas del complejo B, C, E, D.
  • Minerales: Destacar el calcio, hierro y potasio, sobre todo si se incrementa el nivel de actividad física, ya que su demanda aumenta:
    • El calcio ayuda a mantener los huesos fuertes.
    • El hierro, si no se aporta a través de la alimentación, puede provocar anemia, enfermedad que produce cansancio y fatiga. Además, durante la práctica del ejercicio, la demanda de hierro aumenta debido a la hemólisis que se produce cuando se aumenta la actividad física.
    • El potasio, se elimina a través del sudor, por ello se debe aumentar su consumo.
  • Agua: Finalmente, una correcta hidratación es muy importante. Mejora el estreñimiento, previene de infecciones urinarias (más propensas en las mujeres que sufren Esclerosis Múltiple) y sobre todo, en aquellas personas que realizan ejercicio, la falta de una correcta hidratación antes y después de la práctica de la actividad física podría afectar a la fatiga y al rendimiento.

Marta Lorenzo Corrochano. Nutricionista