El agua es un medio muy recomendable para realizar actividad física (AF) y tratar a personas con diferentes niveles de discapacidad dadas su propiedades y versatilidad.

Se trata de un tipo de terapia de la cual no se han reportado efectos adversos (1):

  • La flotación ayuda al movimiento y al desarrollo de la actividad en el agua.
  • Se trata de un entorno seguro.
  • El medio acuático ayuda a bajar la temperatura corporal y ayuda a mejorar la tolerancia a realizar la actividad (2-4); muy interesante en EM.

Evidencia Esclerosis Múltiple y Terapia Acuática

No existe demasiada bibliografía que evidencie los efectos de la terapia acuática (TA) en personas con Esclerosis Múltiple (EM), pero lo existente es muy interesante.

  • Equilibrio

Varios estudios han observado mejoras estadísticamente significativas en el equilibrio estático en personas con EM (1,5-9), trasladándose estos efectos a una disminución del riesgo de caídas (8,9) y una mejora de las actividades de la vida diaria relacionadas con el mantenimiento del equilibrio (6,7).

  • Capacidad de marcha

El análisis cuantitativo muestra resultados estadísticamente significativos en relación con la capacidad funcional evaluada con la prueba de la marcha de 6 minutos (six-minute walk test o 6MWT), tras un programa de 8 semanas de entrenamiento acuático; a su vez han indicado una mejora en la percepción que tienen los pacientes sobre su función física (6,7,10). 

  • Fuerza, espasticidad y dolor

Varios estudios han revelado efectos positivos en dolor, espasticidad y fuerza en personas con EM, lo que puede guardar relación con las mejoras en el equilibrio que se observan (11-17). La resistencia del agua, resultante de su viscosidad, es un factor muy importante para el fortalecimiento de las extremidades inferiores (EEII) que, a su vez, ayuda a mejorar el equilibrio (2,3,12).

Un estudio reveló que el Ai Chi (una técnica de ejercicio acuático que combina postura, respiración y relajación; los movimientos guardan muchas similitudes con el Tai Chi, pero en el medio acuático), reduce significativamente los niveles de dolor, además de influir en la fatiga, espasmos, depresión y calidad de vida, sin efectos adversos. Estos efectos se mantuvieron entre 4 y 10 semanas después (13).

  • Fatiga

Los resultados de diferentes estudios muestran que programas de una duración entre 8 y 10 semanas de ejercicio en el agua disminuyen de manera estadísticamente significativa la percepción de la fatiga física, cognitiva y psicosocial en personas con EM, en comparación con un grupo control (3,7,12,13,15,18-22). Si la intervención es menor a 8 semanas, los resultados parecen no seguir la misma tónica, por lo que la duración parece un aspecto importante, dada la cronicidad de este síntoma en EM (22).

La TA mejora el estado cardiorrespiratorio y aumenta los niveles del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) cuyos desequilibrios influyen en la patofisiología de la EM, produciendo un efecto antiinflamatorio (22-25).

  • Factores psicológicos

El agua no tiene únicamente repercusiones a nivel físico/funcional, sino que ha demostrado tener efectos a nivel psicosocial, motivacional y emocional; resultados extremadamente relevantes, ya que la discapacidad a nivel funcional está asociada a depresión y ansiedad en personas con EM (26).

Varios artículos revelan la importancia del rol del entorno en el que se realiza la actividad, especialmente en el agua, en personas con EM, ya que los usuarios disfrutan con las actividades en el medio acuático (1,27).

  • Calidad de vida

Varios artículos relacionan mejoras en aspectos tales como el dolor, fatiga, depresión, ansiedad o la disminución del riesgo de caída, con una mejora en la calidad de vida de las personas con EM (1,13,20,28-30).

Recomendaciones generales de TA en EM

Algunas recomendaciones generales para realizar terapia acuática con personas con Esclerosis Múltiple son (1,26):

  • Temperatura ideal: entre 28 y 30ºC.
  • Frecuencia:
    • A partir de 2 sesiones a la semana.
    • Efectos a partir de las 8 semanas.
    • Sesiones a partir de 45 min.
  • Personas con altos niveles de fatiga: En estos casos es muy importante ser flexibles y adaptarse al estado de la persona ese mismo día. La fatiga fluctúa, por lo que, aunque el objetivo es aumentar la duración de la sesión y la intensidad, a la vez que disminuye el número de descansos, debemos ser flexibles e ir modificándolo según el estado de la persona.

Un ejemplo de sesión tipo sería:

Trabajo con aletas y EM

Hace tiempo se pensaba que, tras un trabajo contra-resistencia en personas con espasticidad, aumentaba el tono; el trabajo con aletas solía desaconsejarse, dado que ejercen una resistencia importante al movimiento. Sin embargo, conocemos la importancia del trabajo de la fuerza en pacientes con patologías de larga evolución, y tras probarlo con un gran número de pacientes, podemos hablar de los beneficios del uso de aletas en personas con EM.

Se trata de un material fácil de conseguir en cualquier tienda de deportes, y aunque existe gran variedad de tamaños y materiales, son recomendables las aletas medianas y de un material no demasiado duro para que se las puedan poner y quitar de una manera sencilla. Es importante que no sean demasiado largas, dado que pueden ser más difíciles de mover dentro del agua; además, si uno de los pies tiende a la pronación e inversión, es fácil que se pise una aleta con la otra cuando se encuentre en bipedestación o camine dentro del agua.

Sin embargo, las aletas más largas sí que pueden ser útiles con personas con altos niveles de espasticidad y discapacidad funcional, ya que se buscaría movilizar pasivamente al paciente, utilizando el aumento de resistencia que ejerce el agua sobre los diferentes segmentos corporales, al aumentar la superficie del cuerpo que se mueve, con las aletas.

Podemos realizar movimientos de inclinaciones de tronco, rotaciones, abd-add/flex-ext de cadera, flex-ext de rodillas y tobillos con el paciente en decúbito supino o lateral, por ejemplo. Al llevar las aletas, aumentamos el rango de movimiento y ayudamos a disminuir el tono.

En el caso de personas con una Escala Expandida del Estado de Discapacidad (EDSS) hasta un 7, se pueden utilizar las aletas tanto para nadar como para bucear o caminar.

Es muy interesante caminar con aletas, ya que genera:

  • Aumento de tiempo de carga sobre la extremidad inferior de apoyo.
  • Aumento de flexión de cadera y rodilla de la extremidad inferior que oscila.
  • Flexión plantar durante la oscilación, seguido de flexión dorsal durante el apoyo de talón. Además, mejora la posición del pie en el suelo durante la fase de apoyo.
  • Si además se hace sin apoyo de extremidades superiores (EESS), se genera un aumento de la disociación de cinturas, por la resistencia que generan las aletas; con el trabajo de equilibrio dinámico que conlleva.
    • Si quisiéramos aumentar este efecto y dificultar la actividad, podemos añadir material de flotación en cada una de las manos (por ejemplo, pull-buoys).

Nado con aletas y EM

Durante el nado se deben coordinar los movimientos de las extremidades con la respiración, y si existe algún déficit a nivel funcional, el movimiento del segmento corporal más afectado tiende a ser mínimo. Por ejemplo, en el caso de tener disminuida la movilidad de una o de las dos extremidades inferiores, se tiende a nadar, sobre todo, utilizando las extremidades superiores (EESS).

Con el objetivo de trabajar la fuerza a nivel de EEII, es interesante aislar su movimiento utilizando aletas y desplazarse únicamente utilizando el impulso de las EEII; lo que resulta muy difícil sin aletas en persona con EM que tienen EDSSs más cercanos al 7.

Por ejemplo:

  • El trabajo en prono, con las manos sobre la tabla, desplazándose utilizando la patada de crol, para fortalecer glúteos.
  • Realizar el ejercicio anterior e ir introduciendo, poco a poco, la brazada de crol sin dejar de mover las EEII.

Buceo con aletas y EM

Esta variante estaría recomendada en todos los casos mientras no exista disfagia (líquidos; peligro de aspiración), problemas respiratorios graves o déficit cognitivo, que dificulte la comprensión de la actividad o la comunicación. Cuantas más partes del cuerpo se encuentren sumergidas, menos nos afecta la gravedad, por lo que podemos movernos con mayor facilidad. Además, la presión que genera el agua sobre el tórax hace que aumente el trabajo inspiratorio, lo cual, depende del caso, lo puede ser interesante trabajar.

Cuando existe algún déficit funcional, sobre todo a nivel de las EESS, suele costar dar el impulso para poder sumergirse; el uso de lastres y aletas ayuda a compensar esa limitación.

Estos son solo algunos ejemplos de todo lo que se puede realizar en el agua, una primera parte de varios artículos que iremos publicando en EMFORMA Profesionales. En estos se profundizará en un tipo de trabajo con el objetivo de dar consejos e ideas para que más profesionales se animen a llevar al agua a sus pacientes. ¡Estad atentos a las próximas publicaciones!

Referencias

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  2. Frohman, A.N., Okuda, D.T., Beh, S., Treadaway, K., Mooi, C., Davis, S.L., Shah, A., Frohman, T.C., Frohman, E.M., 2015. Aquatic training in MS: neurotherapeutic impact upon quality of life. Ann. Clin. Transl. Neurol. 2 (8), 864–872.
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Iratxe Elorriaga. Fisioterapeuta