Ante la pregunta: ¿Qué son los hábitos de vida saludable? La mayoría de respuestas, de forma inmediata, estarían relacionadas con la alimentación, en menor medida con el ejercicio físico (sobre todo si se acude a un gimnasio), y es posible que algunas de las respuestas incluyan no fumar y no beber.

Los hábitos de vida saludable van más allá del ejercicio y la alimentación. Es cierto que la actividad física es el tema principal de este proyecto, pero no debe olvidarse la importancia de llevar una vida saludable, sobre todo si se está afectado por una enfermedad crónica y neurodegenerativa como es la EM.

Mantener hábitos de vida saludable implica:

  • Una correcta alimentación: Las recomendaciones generales son llevar una dieta completa, lo más variada y sana posible, incluyendo todos los alimentos de la pirámide alimenticia, teniendo en cuenta las características de cada persona en particular (alergias, intolerancias, etc.). La guía “Alimentación sana para la Esclerosis múltiple” de Javier Olascoaga y Tamara Castillo-Triviño, recoge consejos prácticos sobre nutrición, recetas y varias opciones de presentación. Para obtener más información sobre la guía, consulta: http://www.esclerosismultiple.com/noticias/detalle.php?id_not=349
  • Práctica regular de actividad física: Dependiendo de las condiciones de cada persona, hay que adaptar la actividad física: desde las tareas habituales, estiramientos en cama, movilizaciones (con y sin ayuda), hasta la práctica de deporte de mayor o menor intensidad. Se debe mantener un mínimo de actividad física regular en el día a día, siempre asesorados por profesionales especializados.
  • Ritmos circadianos de sueño/vigilia: Mantener una rutina correcta de sueño según las necesidades de cada persona, durmiendo las horas suficientes, se favorece el descanso y la recuperación del cuerpo (físico) y del cerebro (psicológico). No dormir las horas necesarias hará que los niveles de neurotransmisores (que hacen funcionar las funciones cognitivas: memoria, atención, lenguaje, coordinación, planificación, etc.), así como la capacidad de recuperación de fatiga, no sean las correctas. Tener un correcto descanso y ciclo de sueño ayudará a mantener el cuerpo estable y saludable.
  • Hábitos de consumo de tóxicos: No solo hace referencia al hecho de fumar y beber bebidas alcohólicas en niveles tóxicos, sino también a todo tipo de sustancias legales e ilegales de abuso (medicamentos que crean dependencia sin control ni supervisión médica, drogas ilegales como cannabis, cocaína, etc.). Todas estas sustancias afectan en mayor o menor grado al cuerpo humano y a su coordinación motriz, provocando hipo/hipertonía muscular, vértigos, mareos, hiper/hipotermia, náuseas, alteración de la frecuencia cardíaca, etc. El abuso en el consumo de alcohol de forma descontrolada provee al cuerpo de calorías vacías de nutrientes que lo perjudican en demasía. Adicionalmente, el consumo de estas sustancias hace necesario reajustes en las pautas de medicación, siendo por tanto necesario comunicar a los profesionales que atienden a la persona afectada de EM qué se está consumiendo y en qué medida. El consumo de cocaína, por ejemplo, también afecta al ritmo cardíaco, provoca dificultades para mantener la regulación térmica del cuerpo y su consumo reiterado afecta a nivel cerebral y a nivel vestibular (dificultad para mantener el equilibrio y vértigo). El consumo de estas sustancias afecta igualmente a la práctica de cualquier actividad física, provocando descoordinación, falta de equilibrio, hipo/hipertonía…
  • Relaciones sociales: Mantener relaciones sociales es beneficioso desde el punto de vista psicológico y cognitivo. Relacionarse con los demás obliga a salir, a hablar, a emplear un lenguaje y una argumentación lingüística que permite entrenar el cerebro de forma constante, implica prestar atención, compartir, practicar empatía, desarrollar hábitos sociales, y poner en práctica habilidades de negociación, conlleva organización personal y familiar y requiere planificación de entornos y situaciones; ayudando a las personas con EM ver más allá de la enfermedad y sus consecuencias.
  • Cumplir correctamente con la adhesión al tratamiento: Toda medicación conlleva un beneficio, pero para poder aprovechar al máximo el tratamiento es necesario seguir de forma correcta las pautas de administración indicadas por los profesionales. Es importante, no sólo cumplir con un horario de medicación en aquellos tratamientos que lo requieran, sino también implicarse en todo lo relacionado con la medicación que ha sido administrada y asignada, con el compromiso de adhesión.

En definitiva, para que personas con EM puedan llevar una vida sana y saludable, tanto la alimentación como la actividad física son importantes, pero aspectos como el consumo de sustancias perjudiciales para la salud, el descanso o las relaciones sociales entre otros, son aspectos que no deben descuidarse y que los profesionales sanitarios pueden potenciar desde las Asociaciones y Federaciones de pacientes con EM.

Sandra Sánchez. Psicóloga