Dentro de las tendencias “modernas” del fitness, la práctica de pilates está siendo bastante aconsejada para personas con Esclerosis Múltiple (EM), tanto desde diferentes webs especializadas como desde las propias asociaciones de pacientes. La base del pilates está en el entrenamiento de “core”, por lo que su práctica se asienta sobre las mejoras potenciales en fuerza, equilibrio y movilidad. Sin embargo, es necesario hacer una serie de puntualizaciones sobre las posibilidades de esta terapia rehabilitadora en personas con EM.

La base de Pilates está en el entrenamiento de “core”, por lo que su práctica se asienta sobre las mejoras potenciales en fuerza, equilibrio y movilidad.

En primer lugar, y como se puede anticipar, es necesario realizar unas progresiones básicas que partirían de ejercicios de control respiratorio y concienciación corporal, para luego realizar ejercicios básicos de “core” en colchoneta (Mat Pilates*) y sentados. Se debe tener en cuenta que los ejercicios de pilates pueden llegar a ser muy complejos para esta población, por lo tanto, es aconsejable tener como objetivo dominar ejercicios básicos y realizar rutinas en base a los mismos. Esto permitirá que estos individuos las puedan realizar en sus casas, convirtiéndose así en una terapia de bajo coste que se puede desarrollar de forma autónoma.

En segundo lugar, la evidencia científica existente en torno a su práctica es escasa, como así lo indican Sánchez-Lastra et al. (2019), quienes tras realizar una revisión sistemática y un meta-análisis, incluyendo 10 estudios aleatorizados, indicaron que si bien el pilates puede tener un impacto positivo a nivel funcional, e incluso en la fatiga percibida, su práctica no parece tener mayores beneficios que otras estrategias rehabilitadoras en personas con EM, siendo necesarios estudios de mayor calidad para poder afirmar con rotundidad hasta qué punto son esperables mejoras derivadas del pilates.

En tercer lugar, la gran mayoría de los estudios sobre los efectos del pilates en EM han sido realizados con personas con baja afectación y se han basado en propuestas de Mat Pilates, lo que en cierto modo limita la aplicación de esta terapia. Los escasos estudios que han comparado Mat con Reformer Pilates** han concluido que ambas modalidades tienen una eficacia similar, si bien el empleo de Reformer parece tener un mayor impacto sobre la musculatura flexora del tronco (Bulguroglu, 2017). Atendiendo a la premisa anteriormente expuesta de realizar ejercicios sencillos y de bajo coste, parece que es por lo tanto aconsejable centrarse en Mat Pilates.

En lo referido a concretar parámetros para su prescripción, la intervención propuesta por Güngör et al. (2021) es un claro ejemplo de cómo se podría iniciar a las personas con EM en pilates. Tal y como se expuso anteriormente, como preámbulo al inicio del programa, conviene dedicar unas sesiones a familiarizarse con aspectos básicos relacionados con la respiración correcta, la activación del transverso y la alineación postural, con especial atención al control de la caja torácica y la cintura escapular. A partir de aquí, se puede evolucionar a ejercicios de activación de core realizados en posición prona, supina o lateral, para luego añadir posiciones en cuadrupedia, sentados y finalmente de pie.

Para incrementar la dificultad del ejercicio, basta con reducir la base de sustentación, aumentar la palanca de movimiento o incluir materiales (pelotas de 10 a 55 cm de diámetro, foam rooler, theraband rojas, verdes y azules, etc.), en vez de evolucionar a posiciones y tareas más complejas que pudieran poner en peligro la estabilidad y el equilibrio de la persona. En un supuesto plan de dos sesiones semanales, se podría iniciar con 10 repeticiones por ejercicio y aumentar 5, cada cuatro semanas.

Finalmente, cabe reseñar que si bien el objetivo es lograr que la persona sea autónoma en la realización de pilates y lo pueda practicar en su propio hogar, es aconsejable combinar esta estrategia con sesiones supervisadas por un especialista en ejercicio y salud, con experiencia en esta terapia, dado que los efectos del pilates son mayores y más notables cuando el mismo se realiza bajo supervisión profesional.

Si te apetece compartirlo con tus pacientes, en la web de EMFORMA dirigida a pacientes puedes encontrar ejercicios de pilates diseñados para personas con EM:

http://emforma.esclerosismultiple.com/ponte-em-forma-con-pilates/

Referencias:

  1. Sánchez-Lastra, M. A., Martínez-Aldao, D., Molina, A. J., & Ayán, C. (2019). Pilates for people with multiple sclerosis: A systematic review and meta-analysis. Multiple sclerosis and related disorders, 28, 199–212.
  2. Bulguroglu, I., Guclu-Gunduz, A., Yazici, G., Ozkul, C., Irkec, C., Nazliel, B., & Batur-Caglayan, H. Z. (2017). The effects of Mat Pilates and Reformer Pilates in patients with Multiple Sclerosis: A randomized controlled study. NeuroRehabilitation, 41(2), 413–422.
  3. Boix Vilella, S. L. (2017). Salud psicosocial en trabajadores que practican Pilates: un estudio descriptivo-comparativo. Cultura, Ciencia y Deporte, 12, 27-37.
  4. Vaquero-Cristóbal, R., Alacid, F., Esparza-Ros, F., López-Plaza, D., Muyor, J. M., & López-Miñarro, P. A. (2016). The effects of a reformer Pilates program on body composition and morphological characteristics in active women after a detraining period. Women & health56(7), 784-806.
  5. Güngör, F., Tarakci, E., Özdemir-Acar, Z., & Soysal, A. (2021). The effects of supervised versus home Pilates-based core stability training on lower extremity muscle strength and postural sway in people with multiple sclerosis. Multiple Sclerosis Journal,

Carlos Ayán Pérez. Doctor en CC. De la Actividad Física y el deporte.