Una correcta hidratación está asociada a un estado de salud y bienestar que debe considerarse de forma individual en función de las necesidades de cada persona. La hidratación que se obtiene a partir del agua es la considerada como óptima, teniendo en cuenta que el agua es un nutriente esencial para la vida y el componente más abundante en el cuerpo humano (1); además, participa en la regulación del equilibrio hídrico, función que se considera imprescindible para el mantenimiento de la salud (2).
No existe evidencia científica que determine la ingesta adecuada para toda la población (1), por lo que se han establecido las necesidades de agua recomendadas según los niveles de ingesta que se espera que satisfagan nutricionalmente a la población sana (2). En promedio, un adulto sedentario debe beber 1,5L de agua por día, ya que el agua es el único nutriente líquido realmente esencial para la hidratación corporal. No obstante, estos requerimientos pueden variar en función de determinados factores que modifican las necesidades de agua (clima, actividad física, dieta, etc.), con el objeto de asegurar el equilibrio hídrico del organismo.
Deshidratación y Esclerosis Múltiple
Ante una ingesta deficitaria de agua, se produce lo que se conoce como deshidratación, cuyos síntomas pueden afectar considerablemente a la calidad de vida de las personas con Esclerosis Múltiple (EM). Algunos de estos síntomas serían debilidad de las extremidades, hipotonía de los globos oculares, hipotensión ortostática, estreñimiento y taquicardia (2) o incluso una disminución del rendimiento cognitivo, afectando en la consciencia e induciendo incoherencia del habla, permaneciendo incluso cuando se vuelve a un estado de hidratación normal (3).

En la persona con EM, la deshidratación puede estar asociada a consecuencias propias de la patología o complicaciones derivadas de la misma. Por ejemplo, cuando la persona presenta disfagia, puede tener miedo a atragantarse y esto le hace beber poco; o en el caso de la incontinencia, para evitar pérdidas de orina o tener que ir frecuentemente al baño, la persona evita beber líquidos.
En este sentido, la disfagia en la persona con Esclerosis Múltiple es un síntoma que puede conducir a complicaciones graves, por lo que es muy importante su evaluación y diagnóstico (4). Su detección temprana y tratamiento es fundamental para prevenir complicaciones como la malnutrición, la deshidratación y las infecciones pulmonares.
Otro síntoma común en la EM que puede afectar a las relaciones sociales y la calidad de vida, además de estar relacionado con la deshidratación, es la disfunción vesical. Para controlar los problemas de la vejiga, como la vejiga espástica y su consiguiente sensación de urgencia para miccionar, las personas con EM tienden a limitar su ingesta de líquidos, contribuyendo a un estado de baja hidratación y fatiga (5).
Hidratación, fatiga y Esclerosis Múltiple
Una correcta hidratación en Esclerosis Múltiple es muy importante, no solo para prevenir las consecuencias que pueden influir en el estado de salud, sino también por sus posibles efectos en la aparición de síntomas asociados a la patología, como la fatiga, funcionalmente incapacitante para estas personas. Existen estudios que demuestran la relación entre la fatiga de la persona con EM, la disfunción de la vejiga y el estado de hidratación (5), por lo que favorecer una correcta hidratación, ajustando la ingesta a cada situación particular, puede contribuir a mejorar la fatiga.
Como hemos visto, la fatiga puede ser uno de los factores que podrían estar relacionados con la deshidratación y una de las acciones que pueden mejorar la percepción de fatiga es el ejercicio físico. No obstante, hay que tener en cuenta que este, a su vez, puede provocar un aumento de la sudoración que incremente el riesgo de deshidratación si la persona no bebe lo suficiente. En ningún caso se recomienda que las personas con EM eviten el ejercicio, ya que puede considerarse parte del tratamiento de la fatiga junto con el farmacológico (6), siendo importante su prescripción de forma individual y en una etapa temprana, para así mejorar la salud física y mental de las personas con Esclerosis Múltiple (7).
Sin embargo, hay que tener en cuenta que durante la práctica deportiva es fundamental hidratarse, ya que una pérdida excesiva de líquido empeora el rendimiento físico y tiene un efecto contraproducente sobre la salud, como hemos visto anteriormente. A medida que decrece el volumen plasmático y aumenta la temperatura corporal, el corazón, los pulmones y el sistema circulatorio soportan un esfuerzo adicional que significa una mayor dificultad para continuar el ejercicio, un descenso del rendimiento deportivo, fatiga y disminución en un 20-30% de la capacidad de trabajo muscular (8).
Además de reducir la fatiga, la correcta hidratación se considera muy importante en las personas con Esclerosis Múltiple para mitigar el calor. La intolerancia al calor de estos pacientes puede implicar su incapacidad para practicar ejercicio durante los episodios de clima cálido, por lo que se ha visto que la ingesta de agua fría puede considerarse una estrategia de enfriamiento simple para controlar el aumento de la temperatura inducido por el ejercicio y así mejorar la tolerancia en individuos con EM sensibles al calor (9).
En conclusión, una óptima hidratación se considera fundamental para el mantenimiento de una buena calidad de vida y un buen estado de salud físico y mental, en general para cualquier individuo sano, pero, cuanto más, para las personas con ciertas patologías como puede ser la Esclerosis Múltiple.
Referencias:
- Salas-Salvadó, Jordi, Maraver, Francisco, Rodríguez-Mañas, Leocadio, Sáenz de Pipaon, Miguel, Vitoria, Isidro, & Moreno, Luis A. (2020). Importancia del consumo de agua en la salud y la prevención de la enfermedad: situación actual. Nutrición Hospitalaria, 37(5), 1072-1086.
- Jéquier, E., & Constant, F. (2010). Water as an essential nutrient: the physiological basis of hydration. European journal of clinical nutrition, 64(2), 115–123.
- Riebl, S. K., & Davy, B. M. (2013). The Hydration Equation: Update on Water Balance and Cognitive Performance. ACSM’s health & fitness journal, 17(6), 21–28.
- Ansari, N. N., Tarameshlu, M., & Ghelichi, L. (2020). Dysphagia In Multiple Sclerosis Patients: Diagnostic And Evaluation Strategies. Degenerative neurological and neuromuscular disease, 10, 15–28.
- Cincotta, M. C., Engelhard, M. M., Stankey, M., & Goldman, M. D. (2016). Fatigue and fluid hydration status in multiple sclerosis: A hypothesis. Multiple sclerosis (Houndmills, Basingstoke, England), 22(11), 1438–1443.
- Razazian, N., Kazeminia, M., Moayedi, H., Daneshkhah, A., Shohaimi, S., Mohammadi, M., Jalali, R., & Salari, N. (2020). The impact of physical exercise on the fatigue symptoms in patients with multiple sclerosis: a systematic review and meta-analysis. BMC neurology, 20(1), 93.
- Dalgas, U., Langeskov-Christensen, M., Stenager, E., Riemenschneider, M., & Hvid, L. G. (2019). Exercise as Medicine in Multiple Sclerosis-Time for a Paradigm Shift: Preventive, Symptomatic, and Disease-Modifying Aspects and Perspectives. Current neurology and neuroscience reports, 19(11), 88.
- Bean, A. (2012). La guía completa de la nutrición del deportista. 5ª Edición. Badalona, Paidotribo.
- Chaseling, G. K., Filingeri, D., Barnett, M., Hoang, P., Davis, S. L., & Jay, O. (2018). Cold Water Ingestion Improves Exercise Tolerance of Heat-Sensitive People with MS. Medicine and science in sports and exercise, 50(4), 643–648.
Marta Lorenzo. Nutricionista