El sistema neuromuscular comprende la interacción entre el sistema nervioso (central y periférico) y el sistema musculoesquelético (los músculos) y su principal función es generar las señales (impulsos eléctricos nerviosos) para conseguir la activación de los músculos y desarrollar la producción de fuerza necesaria en estos para la realización y control del movimiento en una tarea motora dada.

Cuando hacemos ejercicio o realizamos acciones en la vida cotidiana, el sistema neuromuscular genera tensión muscular y ejerce fuerzas para manipular el cuerpo en contra de la gravedad (correr, saltar, andar, mantener la postura erguida, etc.) o en contra de una resistencia externa (levantar pesas, pelear contra un oponente, lanzar un objeto, etc.).

El entrenamiento neuromuscular en personas con Esclerosis Múltiple (EM):

  • Mejora los procesos neuromusculares.
  • Regula el aumento de la temperatura muscular.
  • Incrementa el rendimiento de la velocidad del sistema nervioso y la sensibilidad de los receptores propioceptivos.
  • Facilita el reclutamiento de las unidades motrices requeridas para aumentar la movilidad, disminuir la debilidad muscular, devolver el control corporal y aumentar la estabilidad articular, entre otros.

Cuando se prepara un programa de entrenamiento para personas con Esclerosis Múltiple se debe tener en cuenta el momento de su estado evolutivo, ya que si se encuentra en su fase aguda (en las que el fenómeno patológico esencial es la inflamación), no debería realizarse el entrenamiento; si su estado evolutivo es en la fase crónica (en las que predomina la desmielinización, la degeneración axonal y la gliosis cicatricial), siempre bajo la supervisión del neurólogo, se realizaría dicho programa de entrenamiento partiendo de la situación inicial del paciente y valorando su evolución a medida que pasan las sesiones de entrenamiento. La fatiga, el dolor y la depresión son los principales factores determinantes de pérdida de calidad de vida en las personas con EM que debemos tener presentes.

Para ver más claramente la implicación del sistema neuromuscular en los síntomas de la Esclerosis Múltiple y cómo el entrenamiento puede ser de utilidad para mejorarlos, pondremos de ejemplo los problemas de coordinación. Los trastornos de la coordinación son a menudo el resultado de una disfunción del cerebelo, la parte del encéfalo que coordina los movimientos voluntarios y controla el equilibrio. Esa disfunción del cerebelo provoca la pérdida de coordinación, que puede traducirse en una marcha insegura donde se dan pasos amplios e inestables al caminar.

Por todo ello, un programa de entrenamiento neuromuscular debe contemplar:

  • Aumentar la activación de la musculatura sinergista. Contribuye a la activación de los agonistas y a aumentar la generación de fuerza total.
  • Optimizar la coactivación de los músculos antagonis­tas. El grado de coactivación de los músculos antagonistas depende de varios factores como el tipo de acción muscu­lar, la carga, la velocidad, el rango de movimiento y la pre­cisión necesaria para completar el movimiento.

Ya nadie duda de que la actividad física es beneficiosa para las personas con Esclerosis Múltiple. Además, la continua investigación en el campo de la actividad física con este colectivo hace que cada vez seamos capaces de planificar entrenamientos más precisos y específicos que contribuyan a la mejora de la calidad de vida de las personas con EM.

Referencias

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Nuria Mendoza. Doctora en CC. De la Actividad Física y el deporte.