La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica los trastornos sensitivos como un síntoma prevalente de la Esclerosis Múltiple (EM) (1). Aunque la completa pérdida de sensibilidad es muy rara en EM, un 80% de las personas con la enfermedad han percibido alteraciones sensitivas (1,2) en algún momento de su vida, ya sea previamente al diagnóstico o desde el mismo. Los síntomas de esta naturaleza suelen ser valorados como muy desagradables y afectan directamente a la calidad de vida, ya que son un componente significativo de la morbilidad en la EM (3).
Principalmente, las sensaciones suelen ser descritas por las personas con Esclerosis Múltiple como (4):
- Ardor
- Entumecimiento
- Calambre
- Hipo/hipersensibilidad en la piel
- Picor
- Hormigueo
- Pinchazos
En ocasiones, se identifican como sensaciones desagradables y otras incluso como dolorosas.
Síntomas sensoriales más comunes en Esclerosis Múltiple
Los tipos de síntomas sensoriales más comunes en Esclerosis Múltiple son parestesias, disestesias, alodinia y disfunción propioceptiva (4).
Dentro de las alteraciones sensitivas que pueden aparecer en la EM podríamos mencionar también el dolor neuropático, un dolor que es más prevalente a nivel de extremidades y cara (3), de los cuales la neuralgia del trigémino es la más común (prevalencia entre el 1,9% al 4,9% en EM (5)). Se caracteriza por ser un dolor unilateral, breve y recurrente semejante a una descarga eléctrica (también descrito como quemazón o picores), abrupto tanto en su inicio como en su final (5).
El dolor se limita a una o varias divisiones del nervio trigémino y puede desencadenarse mediante cualquier estímulo, aunque sea inocuo. Las personas con Esclerosis Múltiple tienen un riesgo 20 veces mayor de desarrollar neuralgia del trigémino (5).
Además de describirse como sensaciones desagradables, las alteraciones de la sensibilidad intervienen en muchos factores de la funcionalidad en personas con EM, lo cual influye directamente en el grado de discapacidad.
La información somatosensorial (propioceptiva, táctil, etc.) proporciona la relación entre la conciencia corporal y el entorno, ayudando a regular la postura y el equilibrio (1,2,6), además de haber demostrado tener un rol muy importante en la funcionalidad (2,6). Una buena función motora de una extremidad requiere una correcta información sensitiva, no solo de dicha extremidad, sino del resto del cuerpo (2). Esa disminución, alteración o pérdida de información aferente influye en la integración que se hace de dicha información (2,6) y genera que la respuesta motora no sea la más adecuada. Por ejemplo, si no recibimos la correcta información sobre el terreno que estamos pisando y sobre la posición de nuestro cuerpo respecto al entorno, podemos tener problemas para mantener el equilibrio si caminamos sobre un terreno difícil (2).
Correcta función sensorial → Ejecución adecuada del movimiento (2,6)
El control postural necesita del correcto funcionamiento de varios sistemas interrelacionados, incluyendo el sensorial (vestibular, visual y somatosensorial), el motor y el cognitivo (1). En el caso del sistema somatosensorial, transmite información sobre el estado espacial y mecánico del cuerpo al cerebro en lo relacionado con la posición corporal (marco músculo esquelético), sensación de movimiento y equilibrio (2).
Alteraciones en el tacto fino de la planta del pie y de la propiocepción afectan negativamente a la estabilidad postural estática y dinámica, además de influir en la ejecución de la marcha en personas con EM (1,2,6), ya que dichos aspectos proporcionan información esencial como feedback para generar actividad motora (como la flexión dorsal de tobillo) y aprendizaje motor (1,6).
La propiocepción parece estar más frecuentemente afectada que la sensibilidad vibratoria o la táctil; a su vez, la afectación en extremidades inferiores (EEII) parece ser más frecuente que en extremidades superiores (EESS) (1).
Los problemas de sensibilidad a nivel de los pies en Esclerosis Múltiple también impactan en la funcionalidad de los miembros superiores
Para una función de las EESS adecuada en bipedestación, es necesaria una correcta estabilización postural a nivel del tronco y EEII; dicho componente está relacionado con la sensibilidad a nivel de los pies (2).
Por otro lado, se ha demostrado que un trabajo de fuerza de las EESS y de estimulación sensitiva en la mano contribuyen en la mejora de la función de las EESS en personas con EM (2).
La función de las EESS está directamente relacionada con la ejecución de la gran mayoría de las actividades de la vida diaria (AVDs).
Importancia de incluir el tratamiento de la sensibilidad en personas con EM
Estudios actuales indican que intervenciones basadas en la estimulación sensitiva pueden mejorar la actividad motora en personas con Esclerosis Múltiple y que las mejoras en la funcionalidad son mayores si se añade un trabajo a nivel sensitivo (1,2). Aunque la valoración de las alteraciones somatosensoriales es muy común en la práctica clínica, no hay demasiada evidencia sobre programas de rehabilitación en los que se busque influir a nivel sensitivo en personas con EM (1).
El colectivo de personas con EM tiene una mayor tendencia a las caídas y a lesionarse tras las mismas frente a las personas sin patología. El Functional Reach Test (FRT) se usa como predictor de riesgo de caída y ha demostrado tener correlación con la sensibilidad en EEII; dicha relación constituye un punto importante para conseguir un tratamiento efectivo en Esclerosis Múltiple (2). A su vez, se encontró una correlación negativa moderada entre el riesgo de caída y la disminución de la propiocepción en tobillos (2,7). Por ello, un buen plan de tratamiento debe contener trabajo sensitivo y propioceptivo en relación con la Escala Expandida del Estado de Discapacidad de cada persona, con el objetivo de conseguir un mejor equilibrio y un menor riesgo de caída (2,7).
Las actividades de la vida diaria tienen relación con el tacto fino y la propiocepción, actividades que las personas con EM deben ser capaces de realizar de la manera más independiente posible. Por ello, el trabajo de la sensibilidad es crucial para mejorar dicha independencia en las AVDs.
Referencias
- Jamali A, Sadeghi-Demneh E, Fereshtenajad N, Hillier S. Somatosensory impairment and its association with balance limitation in people with multiple sclerosis. Gait Posture 2017 Sep;57:224-229.
- Huzmeli ED, Duman T. Somatosensory impairments in patients with multiple sclerosis: association with dynamic postural control and upper extremity motor function. Somatosens Mot Res 2020 Jun;37(2):117-124.
- Rae-Grant AD et al. Sensory symptoms of multiple sclerosis: a hidden reservoir of morbidity. Multiple Sclerosis 1999;5(3):179-83.
- Maria Eugènia Lacasa Andrade (revisión de artículo original) . Qué son las alteraciones de la sensibilidad en la esclerosis múltiple. Comunidad EM (Observatorio Esclerosis Múltiple, FEM); 2020. Disponible en: https://www.fem.es/es/que-son-las-alteraciones-de-la-sensibilidad-en-la-esclerosis-multiple/. Artículo original: Altered sensations (2018). MSTrust. Disponible en: https://mstrust.org.uk/a-z/altered-sensations
- Di Stefano A, Maarbjerg S, Truini A. Trigeminal neuralgia secondary to multiple sclerosis: from the clinical picture to the treatment options. J Headache Pain. 2019 Feb 19;20(1):20.
- Arpin DJ, Gehringer JE, Wilson TN, Kurz MJ. Movement-Related Somatosensory Activity Is Altered in Patients with Multiple Sclerosis.Brain Topogr 2018 Jul;31(4):700-707.
- Thoumie P, Mevellec E. Relation between walking speed and muscle strength is affected by somatosensory loss in multiple sclerosis. J Neurol Neurosurg Psychiatry 2002 Sep;73(3):313-5.
Iratxe Elorriaga. Fisioterapeuta